California se enfrenta a una nueva amenaza sísmica: lo que necesitas saber sobre los terremotos de supercizallamiento

¿Puede un terremoto romper la barrera del sonido bajo nuestros pies? En California, la amenaza invisible de los «terremotos de supercizalladura» comienza a encender las alarmas. Aquí te contamos cómo estos silenciosos gigantes podrían golpear más fuerte y más lejos de lo que te imaginas.

Cuando la Tierra «ruge» más rápido que sus propias olas

Una autopista resquebrajada, asfalto levantado como si fuera papel, edificios temblando a decenas de kilómetros del epicentro. No es la escena de una película de desastre—es el futuro que California podría afrontar si no se prepara para los terremotos más rápidos y violentos de su historia: los de supercizalladura. Aunque su nombre apenas suene fuera de círculos científicos, estos terremotos podrían redefinir por completo lo que consideramos «riesgo sísmico».

¿Qué es un terremoto de supercizalladura?

Imagina la energía de un terremoto desplazándose por la corteza terrestre. Normalmente, las rupturas sísmicas avanzan a cierta velocidad, empujando ondas que sacuden el terreno de maneras conocidas y predecibles. Sin embargo, a veces… ocurre lo inesperado. La fractura del suelo acelera—por encima de la velocidad de las propias ondas sísmicas de cizalladura—como un avión rompiendo la barrera del sonido.

El resultado: un frente de choque bajo la superficie, donde la energía se concentra y propaga con una intensidad explosiva. *Bum*. Y allá, kilómetros y kilómetros de un suelo que grita al unísono.

Ahmed Elbanna, experto en ciencias de la tierra y futuro director del Centro Estatal de Terremotos de California, lo explica por comparación: «Rompe la barrera de velocidad de las ondas sísmicas en las rocas y, al hacerlo, genera ondas incluso más destructivas que las que produce un terremoto típico».

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Un «doble impacto» devastador

No solo se trata de más fuerza. Estos terremotos transportan su violencia a zonas lejanas, propagando el seísmo de formas inesperadas. Primero, llega la sacudida primaria—seca, agresiva, despiadada—fruto del choque supersónico. Luego, una cola de ondas que golpean a las ciudades como si fueran réplicas gigantes, aunque sean parte del mismo evento sísmico. Un «doble impacto». Y claro, más peligro para cualquiera que viva cerca de una falla activa.

California: ¿preparada para el gran desafío?

El dato es escalofriante: al menos un tercio de los grandes terremotos conocidos a nivel mundial vinculados a fallas de deslizamiento (como la famosísima falla de San Andrés) han sido de supercizalladura. Y resulta que California está surcada por fallas similares, capaces de generar terremotos de magnitud 7 o incluso superiores. Desde Los Ángeles hasta San Francisco, millones de personas construyen sus vidas sobre suelo que, algún día, podría «romperse a la velocidad del sonido».

El reto: actualizar la protección de infraestructuras

Hoy por hoy, los edificios en la región sísmica californiana están diseñados para resistir sacudidas más intensas en las direcciones convencionales—esas que ocurren cuando la energía viaja perpendicularmente a la falla. Sin embargo, los terremotos de supercizalladura lanzan su energía a lo largo de la propia línea de ruptura, con una ferocidad que los códigos de construcción actuales ni siquiera contemplan. «Las estructuras críticas simplemente no están construidas con este estándar superior», señala Yehuda Ben-Zion, director del SCEC.

¿Cómo prepararse para lo imprevisible?

La incógnita persiste: nadie puede predecir el momento exacto o el lugar donde golpeará un terremoto así. Pero los expertos son categóricos: California sufrirá en las próximas décadas varios terremotos de magnitud 7. ¿Apostamos todo al azar, o nos adaptamos a la nueva realidad?

  • Monitoreo avanzado: Más sensores y vigilancia en las zonas críticas de falla.
  • Simulaciones computacionales detalladas: Imaginar posibles escenarios en laboratorios virtuales, para anticipar daños y preparar respuestas.
  • Códigos de construcción más estrictos: Reforzar nuestras ciudades para resistir eventos aún más intensos y prolongados.
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Quizá, en la próxima gran sacudida, la diferencia entre la tragedia y la supervivencia esté en cómo decidimos construir hoy nuestro futuro.

Más información sobre terremotos y prevención sísmica

En la tierra del sol y las palmeras, no todos los riesgos se ven venir. Pero algunos, si escuchamos a la ciencia, sí se pueden anticipar.

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