Un proyecto europeo salvará de la extinción a la Pinna nobilis, el mayor molusco bivalvo del Mediterráneo

El Pinna nobilis, el mayor molusco bivalvo del Mediterráneo, está diezmado por una enfermedad. El proyecto «Life Pinna» repoblará los fondos marinos con ejemplares cultivados.

Un ejemplar de Pinna nobilis se eleva un metro desde el fondo marino del Mediterráneo: es el molusco bivalvo más grande de nuestro mar.
Marco Colombo/Tritón

Un proyecto europeo salvará de la extinción al mayor molusco del Mediterráneo: Pinna nobilis. Este gigante, también conocido como nacchera de mar o concha de pluma, puede alcanzar los 120 cm de longitud y vivir hasta 45 años: es el mayor bivalvo de nuestro mar.

La nacchera de mar es un organismo exclusivo de la fauna marina mediterránea y tiene una larguísima historia: existe desde hace 20 millones de años y sus largos y fuertes filamentos -los llamados byssus- eran utilizados por babilonios, fenicios y griegos para tejer las finas ropas de las clases nobles.

Diezmada. Afectada en 2016 por una misteriosa enfermedad, que diezmó su población, en 2019 acabó en el lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) de especies en peligro crítico.

Ahora, gracias al Proyecto LifePinna por primera vez se intentará criarlo en cautividad para repoblar los fondos marinos de cuatro regiones italianas (Liguria, Cerdeña, Friul-Venecia Julia y Toscana) y una eslovena (Litorale-Carso).

El camarón de aleta (Pontonia pinnophylax) es un crustáceo de 4 cm de longitud que puede vivir en el interior de las aletas más grandes, alimentándose de las partículas de comida que recoge el molusco. Este es un ejemplo de las complejas relaciones que Pinna nobilis ha desarrollado con diferentes organismos marinos.
© Marco Colombo/Triton

COLONIAS E INVITADOS. «Pinna nobilis es un animal filtrador que vive entre los 2 y los 60 metros de profundidad», explica Marco Casu, zoólogo y experto en conservación de fauna marina de la Universidad de Sassari. «Vive en fondos arenosos y en praderas submarinas de posidonia, contribuyendo a uno de los ecosistemas más complejos y valiosos del mar Mediterráneo».

Cuando encuentra condiciones ambientales óptimas, con corrientes estables y abundancia de nutrientes, es capaz de formar densas colonias de individuos, que albergan diversos organismos: vive fijada con la parte puntiaguda de su caparazón triangular en la arena o la roca.

Su presencia reduce la erosión del fondo marino y mejora la calidad de las aguas circundantes, gracias a su labor de filtración. Permite que muchos otros organismos filtradores (esponjas, crustáceos y gusanos marinos) tengan una posición ideal para alimentarse y alberga dos crustáceos simbióticos (Pontonia pinnophylax y Nepinnotheres pinnotheres)».

Con la epidemia que afecta a la población de Pinna nobilis, las grandes concentraciones de moluscos, como en esta foto, son cada vez más raras.
© Un aleta juvenil (Pinna nobilis) cerca de un pecio en un lecho marino poco profundo, cubierto por una pradera submarina.

ENFERMEDAD MISTERIOSA. Hoy, sin embargo, estas colonias están formadas por cáscaras vacías: las poblaciones han sido golpeadas por una pandemia mortal. La alarma la dieron los científicos del Centro Oceanográfico de Baleares en otoño de 2016: pero para entonces la enfermedad ya se había extendido a las costas de Francia, Túnez e Italia.

Uno de los patógenos responsables de la masacre es un protozoo (Haplosporidium pinnae) que afecta al sistema digestivo del molusco, reduciendo progresivamente la dieta del animal y causándole la muerte.

En realidad, las causas de la enfermedad aún no se conocen del todo», advierte el profesor Casu.

«De hecho, también se han identificado algunas especies de bacterias patógenas: probablemente Pinna nobilis ha sido atacada por una enfermedad multifactorial, quizá anhce favorecida por algún factor externo, como el aumento de la temperatura del mar debido al cambio climático. Su mortalidad masiva es, sin embargo, un hecho inesperado, ya que la concha marina es un organismo que se alimenta por filtración, capaz de tolerar grandes diferencias de salinidad y temperatura».

Una aleta joven (Pinna nobilis) cerca de un pecio en un fondo marino poco profundo, cubierto por una pradera submarina.

CRIADOS Y DISTRIBUIDOS. De hecho, se descubrió que algunos ejemplares de Pinna, los que vivían en el alto Adriático, consiguieron sobrevivir a la enfermedad: probablemente tienen una resistencia natural a los patógenos.

Y precisamente en estos ejemplares resistentes se fundan las esperanzas de salvar a esta especie de la extinción. «Nuestro proyecto», explica Stefano Picchi, director ejecutivo de Triton Research «planea capturar individuos supervivientes para realizar análisis genéticos. Los ejemplares más adecuados serán elegidos y criados por primera vez en cautividad por la Universidad de Génova».

El objetivo es poder producir una colonia de al menos 200 ejemplares que se plantarán en las seis zonas marinas identificadas por el proyecto: la isla de Bergeggi y Capo Mortola en Liguria, el Archipiélago Toscano (Elba, Pianosa, Giglio, Capraia, Montecristo, Giannutri, Gorgona), la isla de Asinara en Cerdeña, Miramare (Friuli Venezia Giulia) y Strunjan (Eslovenia).

Compruébelo. Antes de transferir estos especímenes, los investigadores de la Universidad de Sassari comprobarán que las aguas están libres de patógenos analizando los tejidos de organismos centinela (mejillones, almejas)».

El proyecto Life Pinna, cuyo coste asciende a 2,9 millones de euros, de los cuales 1,7 millones de euros financiados por la Agencia Europea de Medio Ambiente finalizará en 2025. Está dirigido por la Agencia Regional de Protección del Medio Ambiente de Liguria y en él participan el Parque Nacional de Asinara, el Instituto Nacional de Biología de Eslovenia, las Universidades de Génova y Sassari y las empresas Shoreline y Triton Research.

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