¿Te imaginas un animal con cuerpo de lagarto, dientes de serpiente y la actitud desafiante de un depredador jurásico? Así era Breugnathair elgolensis, un fósil sorprendente que ha venido a desordenar, de nuevo, el árbol genealógico de los reptiles y a poner nerviosos a quienes buscan respuestas fáciles sobre el origen de las serpientes. Mil preguntas, una criatura mitad misterio, mitad leyenda.
El enigma de Breugnathair elgolensis: ¿lagarto, serpiente o ninguno de los dos?
En 2016, la bruma húmeda de la isla de Skye, al noroeste de Escocia, guardaba un secreto que llevaba 167 millones de años enterrado. Durante una expedición, el paleontólogo Stig Walsh dio con un fósil que, a simple vista, parecía un lagarto grande y robusto. Pero algo no encajaba. Ni los dientes curvados como garfios, ni esas mandíbulas elásticas y serpenteantes.
Así nació el misterio de Breugnathair elgolensis: un escamoso jurásico bautizado en gaélico como la “falsa serpiente de Elgol”. Porque es que, en realidad, este animal era un rompecabezas: lagarto de cuerpo, serpiente en la boca, y algo que nadie esperaba en el interior.
Un descubrimiento global: ciencia colaborativa y exploración al límite
La historia de Breugnathair no se cuenta solo desde un laboratorio. Científicos de museos y universidades de Reino Unido, Sudáfrica y Francia —entre ellos el Museo Americano de Historia Natural— se han turnado durante casi una década para analizar, limpiar y escudriñar el esqueleto con potentes técnicas de rayos X y tomografía. Y sí, confirmaron lo evidente: estamos ante uno de los lagartos fósiles más completos y raros jamás encontrados.
El equipo liderado por Roger Benson, reputado paleontólogo, admite su impacto: “Breugnathair desafía nuestras ideas sobre lo que esperábamos hallar en los ancestros de las serpientes. Puede que los primeros escamosos fueran mucho más peculiares y variados de lo que jamás pensamos. O quizá, simplemente, la naturaleza repitió fórmulas de éxito en varios linajes a la vez”.
Un animal fuera de serie: dientes y hábitos de depredador
¿Qué pinta tiene exactamente Breugnathair elgolensis? El cuerpo era corto y “lagarteril”, rematado por extremidades bien formadas, pero al abrir la boca, el asombro se multiplica: dientes curvos en forma de gancho, como los de las pitones actuales. Unos colmillos perfectos para sujetar presas resbaladizas; una mandíbula flexible que delata una dieta activa y depredadora. ¿Era el terror de los pequeños vertebrados del ecosistema jurásico? Posiblemente. Se cree que cazaba de todo: otros lagartos, pequeños mamíferos… hasta dinosaurios jóvenes si se descuidaban.
Con una longitud cerca de los 40 centímetros —enorme para su época—, este escamoso no tenía muchos rivales directos. Y, aquí viene lo interesante, su esqueleto mezclaba rasgos de gecos y serpientes en el mismo animal. Algo nunca visto antes, que desmonta la vieja idea de separar estos linajes como caminos evolutivos totalmente independientes.
Un nuevo capítulo en la evolución de los escamosos: ¿antepasado directo de las serpientes?
¿Y ahora qué? ¿Podemos señalar a Breugnathair como el abuelo perdido de todas las serpientes? Pues no tan rápido. Los científicos se enfrentan a una de sus preguntas favoritas: ¿fue este animal el precursor real de las serpientes o desarrolló sus trucos dentales por su cuenta, dentro de un grupo de cazadores extintos? Aquí el suspense aún pesa más que la respuesta. El único consenso: los escamosos del Jurásico Medio eran mucho más diversos, y capaces de “inventar” nuevas formas depredadoras, de lo que sospechábamos.
Breugnathair ha forzado, incluso, a crear una nueva familia: los Parviraptoridae, predadores escamosos que hasta ahora solo se conocían por restos dispersos y muy fragmentarios. Ahora, por fin, tienen cara y mordida propia.
Un fósil que deja interrogantes… y un hambre de saber
La moraleja, tras casi diez años de investigación, es doble: hay fósiles que contestan preguntas, y otros como Breugnathair que abren aún más incógnitas. Como dice Benson, “este fósil nos acerca, pero no nos da todavía la clave definitiva. Aunque cada vez estamos más cerca de entender cómo empezó la fascinante historia evolutiva de las serpientes”.
Por ahora, el misterio sigue abierto bajo las nubes de Escocia. Pero si algo nos enseña Breugnathair es que la naturaleza, a veces, prefiere sorprendernos con mezclas imposibles, antes que seguir el guion que teníamos previsto.