¿Sabías que el cuerpo de las estrellas de mar es… su cabeza?
Las estrellas de mar no tienen cuerpo y cinco brazos, sino que son «todo cabezas». Ahora tenemos que entender qué significa esto para su evolución.
La inmensa mayoría de los animales de la Tierra tienen un cuerpo con simetría bilateral: es posible trazar una línea vertical que lo divida en dos mitades idénticas, semejantes a un espejo.
Sin embargo, esto no se aplica a los equinodermos, un filo que incluye estrellas de mar, erizos de mar, estrellas serpentinas y pepinos de mar: los cuerpos de estos animales tienen simetría pentamérica radial, lo que significa que pueden dividirse en cinco secciones idénticas partiendo de un centro común – basta pensar en las estrellas de mar, que superficialmente parecen un cuerpo con cinco brazos. En cambio, un nuevo estudio publicado en Nature muestra por primera vez que el cuerpo de las estrellas de mar es en realidad… ‘todo cabeza’.
No hay cuerpo, sólo cabeza. El estudio se llevó a cabo mediante una nueva técnica de análisis molecular desarrollada por la empresa PacBio, que permite secuenciar un genoma mucho más rápido de lo normal y, por tanto, más barato: «el tipo de trabajo que antes llevaba meses y ahora puede hacerse en unas horas», según uno de los autores del estudio.
La técnica también permite construir una especie de mapa tridimensional del genoma, que sitúa los genes en las partes del cuerpo donde se expresan. De este modo, los autores fueron en busca de aquellos genes que suelen expresarse en el torso de un animal con simetría bilateral y los que, en cambio, se expresan en la cabeza.
El análisis reveló la ausencia casi total de los primeros (presentes sólo en las puntas de los brazos), mientras que los segundos se encuentran más o menos en todas partes del cuerpo del animal.
Los descubrimientos no acaban aquí. Entre los genes ligados a la cabeza, es posible distinguir entonces los típicos de la porción frontal de los presentes en la porción posterior: en las estrellas de mar, los primeros se encuentran en el centro de los cinco brazos, mientras que desplazándose hacia el exterior aparecen los segundos.
Estos dos descubrimientos demuestran que, simplificando, las estrellas de mar no tienen cuerpo, sino que son… todo cabezas. Lo que esto significa para estos animales y su evolución sigue siendo un misterio, pero uno que por fin hemos empezado a desentrañar. En un futuro próximo, mientras tanto, el equipo quiere replicar el estudio en otros equinodermos, para averiguar si los erizos de mar, los holoturios y las estrellas serpentinas también comparten esta característica.