¿Te imaginas abrir el grifo y que no salga ni una sola gota? Ese pudiera ser el futuro de miles de ciudades – y no hablamos de un desastre de ciencia ficción, sino de una amenaza más real y cercana de lo que nos gustaría admitir. Las sequías extremas y la falta de agua acechan especialmente a las áreas urbanas, donde el crecimiento constante de la población choca de frente contra el cambio climático. El temido “Día Cero” podría estar mucho más cerca de lo que pensamos, transformando la vida en las ciudades del Mediterráneo y de medio mundo.
Un Mundo Seco a la Vuelta de la Esquina
El calentamiento global no solo derrite glaciares o multiplica olas de calor. Está acelerando un problema aún más cotidiano y silencioso: el riesgo de entrar en años consecutivos de sequía severa, con una escasez de agua que pondría en jaque el día a día de millones. ¿Quién está en el punto de mira? Las zonas urbanas. Y, según los últimos estudios, el Mediterráneo podría ser el epicentro de esta tormenta perfecta.
¿Qué es el «Día Cero»?
En los últimos años, hemos escuchado hablar del temido “Día Cero”. Es el momento en que la demanda de agua supera la capacidad de las ciudades y comunidades para abastecerse mediante lluvias, ríos o embalses. Es el escenario del grifo vació, de colas para recoger el agua racionada y de la agricultura paralizada. No es exageración: Ciudad del Cabo (Sudáfrica, 2018) y Chennai (India, 2019) ya estuvieron al borde de ese abismo.
Las Ciudades, en la Mira de la Sequía
Un equipo internacional de investigadores, liderado desde el Centro IBS de Física del Clima en Corea del Sur, acaba de poner cifras y fechas alarmantes sobre la mesa tras modelar escenarios futuros. Utilizaron simulaciones climáticas de última generación, fijándose en varios caminos de emisiones de gases de efecto invernadero (SSP3-7.0 y SSP2-4.5), para responder a una pregunta clave: ¿cuándo dejarán nuestras lluvias y reservas de ser suficientes?
- El resultado: en solo 15 años, uno de cada tres territorios vulnerables del planeta podría alcanzar su propio “Día Cero”.
- Para final de siglo, la amenaza se cierne sobre unos 750 millones de personas; de ellas, 470 millones vivirán en ciudades.
- El mayor riesgo urbano se concentra en la cuenca mediterránea, mientras que las zonas rurales más frágiles estarán en África y Asia.
¿Será Madrid el próximo Chennai? ¿Se resecarán aún más ciudades como Barcelona, Marsella o Palermo? El espejo del sur de África ya nos devuelve reflejos preocupantes. Las urbes, con su sed voraz y su densidad, son especialmente vulnerables, pues dependen de sistemas que apenas tienen margen de error cuando el clima se tuerce.
¿Qué Nos Aporta la Ciencia?
Los modelos del estudio se han centrado en los “extremos hidrológicos compuestos”: ciclos largos de lluvias muy escasas, ríos bajo mínimos y una demanda en constante aumento. A esto se suma que el análisis ni siquiera consideró las reservas de agua subterránea, un recurso cada vez más sobreexplotado y menos fiable.
Los científicos lo dejan claro: aún frenando el calentamiento en 1,5 ºC –el famoso objetivo del Acuerdo de París– centenares de millones vivirán crisis de agua inéditas. Y el problema no afecta solo a nuestro vaso de agua: la agricultura empobrecerá, el coste de la vida subirá y los conflictos sociales por el agua pueden volverse cada vez más habituales.
Embalses en Peligro
Según el análisis, hasta un 14% de los principales embalses mundiales podrían quedarse secos durante el primer episodio de “Día Cero” que vivan, dejando a millones sin respaldo y empujando a actividades económicas enteras al borde del colapso. Una imagen desoladora, sí, pero fundamentada en datos y curvas de simulación.
¿Una Realidad Inminente?
Las megasequías y los cortes de agua ya no son ciencia ficción ni un rumor lejano. Los expertos insisten: sin estrategias urgentes de adaptación y una gestión verdaderamente sostenible, los cortes de agua masivos y la sequía extrema ganarán terreno. El mensaje es rotundo: el futuro hídrico de nuestras ciudades se fragua hoy y el margen de reacción es cada vez más estrecho.
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No es solo una cuestión de ciencia, sino de justicia, salud y supervivencia. Lo que hagamos –o dejemos de hacer– en las próximas décadas marcará la diferencia entre abrir el grifo y encontrar agua… o enfrentarnos al fatídico silencio del “Día Cero”.