Nuevas pruebas revelan que las esponjas pudieron ser los primeros animales en habitar la Tierra

¿Te imaginas cómo era la vida en la Tierra cuando todo era agua y apenas asomaban formas de vida complejas? Pues, según investigaciones recientes, es posible que los primeros animales que poblaron el planeta tuvieran el aspecto –y la sencillez– de una esponja marina. Un hallazgo que nos obliga a mirar otra vez, con más respeto, a esos seres de apariencia tan humilde y a menudo invisibles bajo el oleaje.

Rastreando el pasado con huellas químicas

Durante décadas, hablar de los primeros animales era entrar en terreno pantanoso: la mayoría dejó pocos restos o, directamente, ninguno reconocible. Pero un equipo de geoquímicos del MIT ha dado con pistas inesperadas. En vez de buscar huesos o impresiones, se han sumergido en las rocas más antiguas del planeta para encontrar lo que denominan “fósiles químicos”. Literalmente, las moléculas que un organismo dejó tras de sí hace más de 541 millones de años, atrapadas y preservadas en los sedimentos.

¿Qué es un fósil químico?

Un fósil químico no se ve a simple vista. Es, en esencia, el resto de una biomolécula, alterada y escondida entre granos de piedra que han soportado las mayores fuerzas del tiempo. En este caso, los científicos han identificado unos compuestos muy específicos: los esteranos. Son versiones petrificadas de sustancias como el colesterol, presentes en las membranas celulares de animales actuales.

El enigma de los primeros animales: los antepasados de la esponja

Pero, ¿y si los animales más antiguos se parecían a algo que conoces de sobra? ¿Y si tuvieran la forma –o al menos el perfil molecular– de nuestras actuales esponjas marinas? Los resultados apuntan justo allí. Esos fósiles químicos se corresponden con una clase moderna de esponjas, las llamadas demosponjas. Son los típicos habitantes silenciosos de los fondos marinos, filtradores de agua, suaves y flexibles, que tapizan desde arrecifes hasta abismos oceánicos.

  • Hoy en día, las demosponjas pueden ser desde minúsculas hasta enormes.
  • Sus colores y formas varían tanto que parecen criaturas de otro mundo. Y sí, en cierto modo, lo son: algunas descienden directamente de aquellos primeros animales de nuestro planeta.
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¿Cómo eran estas primeras criaturas?

Roger Summons, uno de los autores principales del estudio, no lo duda. “Seguramente se parecían a algo blando, probablemente sin esqueleto duro, y habitaban los océanos ancestrales”, comenta. Ni rastro del silicio que endurece a algunas esponjas modernas. Pero, en lo esencial, sus formas y funciones eran sorprendentemente similares a las actuales. Filtradores, pacientes, discretos… y pioneros.

Un salto evolutivo silencioso, pero radical

El descubrimiento de estos fósiles químicos específicos pone sobre la mesa una afirmación impactante: los ancestros de las demosponjas podrían haber sido, de hecho, los primeros animales en aparecer y prosperar en la Tierra. Lo hicieron mucho antes que los grandes grupos animales que dominarían después: antes que los artrópodos, antes incluso que sus primos los corales o medusas.

¿Por qué importa tanto encontrar estos vestigios?

Descubrir a las esponjas como pioneras nos ayuda a comprender cómo la vida compleja emergió en la Tierra. Significa que los animales empezaron siendo simples, blandos y marinos. Quizás le cuesta a nuestra imaginación moderna ver grandeza en una esponja, pero piensa en esto: fueron ellas quienes abrieron la puerta para toda la diversidad animal que disfrutamos hoy.

Un humilde comienzo para la vida animal

Las investigaciones del MIT no solo enriquecen nuestra comprensión sobre los orígenes de la fauna, también ofrecen una lección de humildad sobre nuestros ancestros más remotos. En la base del árbol evolutivo animal, no hay ni dientes ni huesos. Solo cuerpos blandos y moléculas escondidas; la paciencia del mar. Una revolución silenciosa que, millones de años después, aún puede rastrearse en el rincón más olvidado de una simple roca.

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