¿Los elefantes se llaman por su nombre?

Un nuevo estudio sugiere que los elefantes africanos se llaman entre sí con vocalizaciones personalizadas, no como nosotros los humanos, sino a través de retumbos y gruñidos.

Una manada de elefantes africanos
Una manada de elefantes africanos.

El hombre es el único animal del mundo que ha inventado nombres, es decir, que utiliza una combinación específica de sonidos para dirigirse a un individuo concreto. Pero, ¿es realmente así? Un estudio publicado en BioRxiv publicado en agosto pero aún no revisado por pares, sostiene que los elefantes africanos también utilizan nombres propios para llamarse a sí mismos, aunque obviamente su forma de comunicarse es distinta de la nuestra e implica el uso de retumbos y gruñidos de diversa índole.

La llamada de la sabana

Las observaciones en las que se basa el estudio (aunque quizá sería mejor decir «la escucha») se basan en la grabación y el análisis de 527 llamadas diferentes de elefantes captadas en el norte de Kenia, y otras 98 grabadas en el sur del país, en el Parque Nacional de Amboseli. Después trataron de averiguar a qué animales iban dirigidas esas llamadas, observando cuáles estaban alejados del «llamador» y cuáles se acercaban en respuesta: en total, identificaron 119 vocalizaciones distintas, cada una específica de un solo animal.

La mano de la IA

La identificación se logró mediante el uso de una inteligencia artificial entrenada para reconocer las más mínimas variaciones de frecuencia y tono en los gritos de los elefantes, que son una combinación de retumbos y gruñidos y que superficialmente no difieren de otras llamadas más genéricas – por ejemplo, la advertencia de que se ha avistado un depredador.

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Llámame por mi nombre

El análisis de las llamadas ha demostrado que no se trata de sonidos genéricos dirigidos a todo el grupo, sino específicos de los individuos: incluso, cuando distintos ejemplares «llaman» al mismo animal, utilizan el mismo sonido (o, al menos, sonidos muy parecidos, con pequeñas variaciones debidas a las diferencias individuales: la «voz» del elefante individual, en definitiva).

Comunicación dirigida

El equipo también intentó reproducir artificialmente esta situación haciendo que algunos de los animales escucharan sus llamadas personales, y observó que respondían con más convicción que cuando se les hacían llamadas genéricas. Como ya se ha dicho, el estudio aún no ha sido revisado, pero los autores están convencidos de sus resultados y de que la comunicación entre elefantes es más compleja y «selectiva» de lo que se pensaba.

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