Las sorprendentes alianzas entre mamuts en Norteamérica: así compartían descendencia

¿Quién dijo que la evolución es simple? Los dientes fosilizados de unos mamuts hallados en Canadá nos acaban de contar una historia que desafía nuestros esquemas sobre la vida en la prehistoria: los míticos gigantes peludos, que dominaron las llanuras heladas de Norteamérica, mezclaron mucho más que sus pisadas… también mezclaron su ADN. Y el resultado fue una auténtica revolución evolutiva.

Mamuts: mucho más que dos especies aisladas

Imagina aquellas vastas estepas cubiertas de hielo hace más de 40.000 años. Por un lado, el mamut lanudo, ese clásico de las reconstrucciones del Pleistoceno, con su melena robusta y sus colmillos enroscados, dando tumbos por el frío del actual Canadá y norte de EE. UU. Más al sur, el mamut colombino, más adaptado a ambientes templados. Durante mucho tiempo los científicos pensaron que estos dos no se mezclaban. Cada uno fuera por su lado. Pero… resulta que no era así de simple.

Las sorprendentes alianzas entre mamuts en Norteamérica: así compartían descendencia

Lo que cuentan los dientes y el ADN

El “chisme” nos lo trajeron dos molares fosilizados. Descubiertos en el oeste de Canadá, estos dientes no eran ordinarios. En sus profundidades guardaban restos genéticos, un archivo antiguo pero valiosísimo. Al analizar su ADN, el equipo investigador confirmó la sospecha: ¡eran híbridos! Es decir, descendientes de cruces entre mamuts lanudos y colombinos. Y no un evento aislado, sino algo que sucedió generación tras generación.

Un cruce con consecuencias que llegan hasta hoy

¿El dato sorprendente? El diente más joven tenía aún más ADN de mamut colombino que el más antiguo. Eso solo se explica si ambos tipos de mamut, durante miles de años, compartieron mucho más que territorios: tuvieron descendencia juntos una y otra vez. Para Adrian Lister, del Museo de Historia Natural de Londres, este hallazgo pone en tela de juicio la idea de que las especies diferentes rara vez se cruzan. Ahora sabemos que el mestizaje ha sido, en algunos casos, motor clave de la evolución.

Recomendado:  El sorprendente vínculo entre el cobre y el origen del hierro sale a la luz con nuevas pruebas

Una saga de mestizajes que arranca en Siberia

Y esta novela genética viene de lejos. Allá en 2021, se localizó en Siberia un diente de mamut estepario de 1,2 millones de años, que ya insinuaba algo parecido: la convivencia y cruce entre distintos tipos de mamut fue esencial para el surgimiento de nuevas especies. La evolución del mamut lanudo en Eurasia, el origen del mamut colombino en América… todo muy entrelazado, con linajes mezclándose cuando las rutas de hielo lo permitían.

  • Hasta la mitad del ADN de los mamuts colombinos proviene de los lanudos.
  • Pero ahora queda claro: la ida y vuelta genética también ocurrió de norte a sur.
  • Un diente de hace 36.000 años muestra que su dueño tenía más del 21% de genes de mamut colombino, y otro, algo más joven, casi el 35%.

¿Cómo fueron posibles estos híbridos?

Las claves de este constante mestizaje parecen estar en la biología y el comportamiento. Los análisis muestran que, sorprendentemente, la mayoría de estos cruces se dieron entre machos colombinos y hembras lanudas. Además, el resultado fue una población mucho más diversa genéticamente que la de cualquier mamut prehistórico conocido. Y esa diversidad, en tiempos de cambios de clima, seguramente fue su mejor escudo.

Apariencia física: la naturaleza manda

A pesar de toda esa variabilidad genética, había algo que no cambiaba: sus dientes. Lejos de esperar una mezcla a medias, ambos fósiles presentan molares casi idénticos a los de los mamuts lanudos clásicos. ¿Por qué? Selección natural. Sus dientes estaban perfectamente diseñados para las duras praderas heladas del norte, y la naturaleza no desperdicia lo que funciona. Así que los híbridos siguieron masticando como buenos lanudos, aunque en sus células convivieran recuerdos de otras especies.

Recomendado:  Así descifran los científicos los pensamientos de los ratones observando solo su rostro gracias a la IA

Una ventana científica abierta al pasado

Estos estudios son toda una invitación a mirar con nuevos ojos la historia de la evolución. La ciencia genética, a medida que avanza, nos muestra cuánto nos falta por saber sobre la vida antigua. Y quién sabe… quizás la historia secreta de los mamuts sea también la de otros animales extintos.

Para saber más:

La próxima vez que pienses en mamuts, imagínalos no como especies separadas, sino como protagonistas de una larga danza genética a orillas del hielo y la hierba. Un legado tan complejo, tan humano, que aún resuena en la ciencia moderna.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio