La invasión de arañas gigantes (pero inofensivas) en América

Las arañas Jorō, que proceden de Japón y miden hasta 8 cm, podrían extenderse rápidamente a la costa este. Gracias a su tamaño y a su capacidad para adaptarse a entornos urbanos.

Una hembra de araña Joro, una especie que podría invadir toda la costa este.

Las ciudades de la costa este de Estados Unidos corren el riesgo de sufrir una invasión de ocho patas en los próximos años: las arañas Jorō (Trichonephila clavata), originarias de Asia, están ampliando cada vez más su área de distribución y, tras extenderse por varios estados del sur, ahora tienen la costa en el punto de mira. Gracias a su tamaño, su capacidad de adaptación y también, como señala un estudio publicado en Arthropoda de su notable (e inesperada) tolerancia a los entornos urbanos.

La llegada de las arañas de Japón. Las arañas Jorō son muy coloridas y también muy grandes (las hembras pueden medir hasta 8 cm), y estos dos factores han contribuido a su popularidad como mascotas en Japón y otros países asiáticos. Y no solo eso: fueron importadas a Estados Unidos, e inevitablemente en algún momento consiguieron escapar y extenderse por el entorno: los primeros avistamientos se produjeron en 2014, en Georgia y Carolina del Norte.

Desde entonces se han extendido, y han llegado a Carolina del Norte, Tennessee y otros estados del sur; y según los expertos podrían, en los próximos años, seguir colonizando la costa este, llegando hasta los estados más septentrionales (Maine, New Hampshire, Massachusetts…). Esta capacidad de dispersión se ve facilitada, según el nuevo estudio, por su elevada tolerancia a las vibraciones.

Grandes pero inofensivos. Todas las arañas sufren vibraciones, que pueden confundirlas al agitar sus telas incluso en ausencia de presas, y en general dificultan su caza. Estudiando a las arañas Jorō, sin embargo, se observó que a menudo construyen sus telas en los bordes de carreteras y autopistas, donde las vibraciones son constantes y muy fuertes: a pesar de ello, su eficacia depredadora no disminuye, lo que les ha ayudado a ampliar rápidamente su área de distribución, ya que no encuentran obstáculos reales en su camino.

La buena noticia, sin embargo, es que las arañas Joro son muy tímidas, nada agresivas y siguen teniendo una mordedura dolorosa pero no letal. La invasión será sin duda espectacular e impresionante, pero no debería causar ningún daño: de hecho, hay quien afirma que podrían ser buenas para el medio ambiente, ya que no atacan a otras arañas y se alimentan entre otras cosas de insectos invasores (y por tanto, sí, dañinos).

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