Encontramos (super)ratones momificados en la cima de los Andes

 

Las cumbres de los Andes son tan inhóspitas que se consideran el lugar de la Tierra más cercano a Marte. Sin embargo, se han encontrado varios ratones momificados.

Llullaillaco

El volcán Llullaillaco, en la Puna de Atacama.

Si un ser humano quisiera subir a la cima de los volcanes de los Andes, un paisaje a más de 6.000 metros sobre el nivel del mar y con unas condiciones climáticas extremas, con muy poco oxígeno disponible y casi nada de humedad, tendría que prepararse durante meses, si no años, y al llegar a su destino tendría que abandonar sus tiendas a las pocas horas de todos modos.

Las cumbres de los Andes son tan inhóspitas que se consideran el lugar más parecido a Marte del planeta. Entonces, ¿por qué un equipo de la Universidad de Nebraska encontró los cadáveres de unos 40 ratones momificados en los volcanes de la Puna de Atacama, entre Chile y Argentina? Su sorprendente descubrimiento fue documentado en Current Biology.

Cadáveres a gran altitud. La meseta volcánica de la Puna de Atacama, situada a más de 6.000 metros sobre el nivel del mar entre Chile y Argentina, es un lugar inhóspito, donde la temperatura nunca supera los 0 °C, el oxígeno escasea y, sobre todo, todas las formas de vida están ausentes: quienes trabajan en el campo de la ecología siempre lo han considerado un paisaje inhabitable para los mamíferos, y los estudios en la zona siempre se han concentrado en la búsqueda de microorganismos o, a lo sumo, pequeños insectos.

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Sin embargo, durante una excursión a la cima del Volcán Salín, a 6.029 metros sobre el nivel del mar, el equipo dirigido por el biólogo Jay Storz encontró cerca de un montón de rocas el cadáver momificado de un ratón de la especie Phyllotis vaccarum, que suele vivir a altitudes más soportables. Investigaciones posteriores en la zona revelaron otros cuarenta cadáveres de ratón, e incluso, en el volcán Llullaillaco, un ejemplar aún vivo.

Ratas en Marte. Una momia podría ser una casualidad, al igual que un único ejemplar vivo (que podría simplemente haberse perdido y estar a punto de morir). Pero cuarenta ratones empiezan a parecerse a la norma, sobre todo si se tiene en cuenta que los cadáveres han sido datados: algunos se han momificado en los últimos años, otros son más antiguos, y uno en concreto data de hace 350 años.

Hay buenas razones, pues, para pensar que estos ratones consiguen vivir de forma estable en la cima de los Andes, a pesar de las condiciones climáticas extremas y de la ausencia de una fuente evidente de alimento. Todavía no sabemos cómo lo hacen, ni si tienen alguna adaptación particular: nuevos estudios sobre los especímenes encontrados tal vez revelen cómo estos ratones consiguen, por así decirlo, vivir en Marte.

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