El misterio (desvelado) de los millones de agujeros en el fondo marino del Mar del Norte
El origen de estos curiosos agujeros en el fondo del mar, que se cree que están causados por el metano, es obra de marsopas que buscan anguilas de las que alimentarse.
Las marsopas son las verdaderas responsables de los agujeros en el fondo marino del Mar del Norte.
El Mar del Norte, frente a las costas de Alemania, esconde un misterio: su fondo marino está plagado de agujeros poco profundos, más o menos circulares, que en algunos casos se han fusionado para formar un agujero mayor. Hay millones de estructuras idénticas, algunas de hasta 60 metros de ancho, pero todas, sin excepción, de 11 cm de profundidad.
Los agujeros nunca se habían investigado a fondo hasta ahora, y se pensaba que eran el resultado de filtraciones de metano desde el subsuelo. Ahora, sin embargo, un estudio realizado con una ecosonda de última generación (y publicado en Nature Communications Earth & Environment ha revelado el verdadero origen de estas curiosas depresiones: son obra de marsopas, parientes de los delfines que viven en las costas del hemisferio norte.
No hay metano. El problema de los agujeros es que hasta ahora sólo se habían investigado con ecosondas de un solo pulso, lo que no permitía cartografiarlos con precisión. En cambio, el uso de un instrumento multipulso permitió reconstruir las estructuras al centímetro y, por tanto, examinarlas más de cerca. De este modo, Jens Schneider von Deimling, de la Universidad de Kiel, pudo comprobar que siempre había tenido razón: era uno de los pocos que dudaba del origen «gaseoso» de los agujeros, ya que, según él, el fondo del Mar del Norte es demasiado poroso y agitado para permitir la acumulación de metano.
No sólo eso: los agujeros tienen la característica de ser igual de profundos en todos los puntos, mientras que en el caso de una fuga de metano del subsuelo, las estructuras deberían haber tenido forma cónica. Al no encontrar rastro de metano ni siquiera al buscar directamente con un detector de metano, Schneider von Deimling fue en busca de una explicación alternativa y, hablando con un biólogo marino, descubrió la costumbre de las marsopas de excavar en el fondo del mar en busca de las anguilas de las que se alimentan.
Arte animal. Schneider von Deimling y su equipo superpusieron así el mapa de los agujeros en el lecho marino con las áreas de distribución de las marsopas y anguilas de las que se alimentan, y hallaron una coincidencia demasiado precisa para ser casual: donde se concentran las marsopas, el número de agujeros aumenta exponencialmente.
Sin embargo, el equipo no tuvo ocasión de observar a ninguna en acción: son animales tímidos y las aguas donde nadan son turbias, lo que dificulta la filmación submarina. Aun así, es una buena noticia: la preocupación por el metano era que los agujeros pudieran suponer un riesgo de inestabilidad sísmica, pero si los artistas son marsopas, el problema no debería plantearse.