¿Sabías que unas diminutas algas pueden desencadenar grandes cambios en la Antártida? Lo que parece solo una mancha verdosa o rojiza en la nieve es, en realidad, un actor protagonista en el acelerado deshielo de algunos de los lugares más fríos de la Tierra. ¿Qué papel juegan estos microorganismos y por qué todos los ojos científicos los siguen con tanta atención?
El sorprendente efecto de las algas de la nieve en el deshielo antártico
No hace falta imaginar espectaculares grietas en el hielo para entender que la Antártida está cambiando rápidamente; a veces, la clave está en lo casi invisible. Recientemente, un equipo internacional encabezado por el Dr. Liang Dong ha destapado el papel crucial de las denominadas “algas de la nieve” en la aceleración del derretimiento de las plataformas de hielo del continente blanco. ¿Pequeñas? Sí. Pero su impacto, gigantesco.
¿Qué son las algas de la nieve y cómo trabajan su magia oscura?
Hablamos de organismos minúsculos, invisibles a simple vista —pero muy traviesos— que tiñen la nieve y el hielo de tonos verdes e incluso rojos. ¿El truco? Esta coloración, lejos de ser puramente estética, reduce significativamente la capacidad de la superficie nevada para reflejar la luz solar. Es decir, la nieve “oscurecida” por estas algas absorbe más calor y, por tanto, se funde más deprisa.
- Menos reflectividad, más calor.
- Más deshielo, mejores condiciones para las algas.
- Un ciclo que se autoalimenta y puede salirse de control.
Un círculo vicioso biológico… ¿imparable?
Según los datos recogidos por los satélites Sentinel-1 y Sentinel-2 entre 2019 y 2022, las floraciones de algas aparecen incluso antes de que las temperaturas lleguen a su pico de calor. ¿La consecuencia? El hielo empieza a derretirse antes de lo esperado y, mientras eso ocurre, el propio deshielo facilita aún más el crecimiento de las algas.
Como explicó el Dr. Liang, es una especie de efecto dominó bioclimático. Si hay más algas, habrá más deshielo; si hay más deshielo, las condiciones para que proliferen son aún mejores.
No todo es tan simple: la incógnita de la temporada alta de calor
Eso sí, el enigma no termina ahí. Curiosamente, el estudio apunta que cuando las temperaturas siguen subiendo, pero la temporada de algas avanza, estas disminuyen su crecimiento. Todo apunta a que hay factores todavía por descubrir, quizá un equilibrio inestable de humedad, nutrientes… o algo que aún se nos escapa.
Implicaciones para el futuro (y por qué deberías preocuparte)
Lo realmente importante es que este proceso —aparentemente trivial— podría afectar directamente al aumento del nivel del mar, poniendo en jaque a modelos de predicción climática internacional, ya que hasta ahora lo biológico apenas tenía peso en los cálculos. La advertencia de los investigadores es clara: hay que empezar a sumar estos factores microscópicos a la ecuación global.
¿Qué viene ahora?
- Integrar las variables biológicas en los grandes modelos de predicción climática.
- Entender mejor el “poder” de estas algas y buscar estrategias para monitorizar su crecimiento.
- Asumir que el sistema polar es mucho más dinámico y vulnerable de lo que parecía.
Y así estamos. Quien diría que, en el fondo helado del planeta, las protagonistas no siempre son las grandes masas de hielo, sino las pequeñas —y temidas— manchas de color. El futuro de la Antártida podría estar en manos (o en células) de estos discretos habitantes. Fascinante y preocupante, ¿no crees?