Así es como se ha recuperado ADN microbiano de hace más de un millón de años en fósiles de mamut

¿Puede un colmillo de mamut contar la historia de sus microbios? La ciencia dice que sí. Imagina retroceder un millón de años en el tiempo, encontrar los huesos congelados de un mamut y, con ellos, descubrir no solo el animal, sino también el mundo invisible de bacterias que vivieron –y enfermaron– junto a él. Ahora sabemos que, bajo el hielo ártico, estos microbios lograron saltar las fronteras del tiempo, revelándonos secretos que hasta hace poco creíamos irrecuperables.

Despertando al pasado: microbios atrapados en hueso de mamut

Un equipo de científicos liderado por el Centro de Paleogenética de la Universidad de Estocolmo ha logrado rescatar ADN microbiano de restos de mamut, tanto lanudo como estepario, con más de un millón de años de antigüedad. Y no hablamos de una simple curiosidad genética: este ADN es, hasta la fecha, uno de los registros microbianos más antiguos jamás recuperados. ¿Qué significa esto? Significa que, a través de técnicas genómicas avanzadas, es posible reconstruir fragmentos de la vida microscópica que acompañaron a nuestros antiguos gigantes peludos, e incluso vislumbrar las enfermedades que podrían haberlos aquejado.

Cómo bucearon en el tiempo (y qué encontraron)

Los científicos extrajeron y analizaron ADN de nada menos que 483 ejemplares de mamut, la mayoría de ellos nunca antes secuenciados. Entre las piezas clave destaca un diente de mamut estepario de 1,1 millones de años. Valiosos tesoros de hielo y hueso. Usando bioinformática y herramientas de biología molecular de última generación, separaron el “ruido” dejado por microbios modernos de las “huellas” auténticas de los microbios prehistóricos que vivieron y murieron junto a estos animales. Es como separar testigos de la historia de los meros intrusos.

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Así lo explica Benjamin Guinet, investigador principal del estudio: “Si tuvieras un diente de mamut de hace un millón de años entre tus manos y te dijera que aún conserva a los microbios que caminaron junto a él, ¿me creerías? Eso es exactamente lo que hemos hecho: viajar en el tiempo a través del ADN microbiano”.

Seis linajes microbianos, un lazo que se extiende por milenios

A lo largo del análisis aparecieron seis grupos de bacterias íntimamente ligados a los mamuts: parientes de Actinobacillus, Pasteurella, Streptococcus y Erysipelothrix, entre otros. Algunos de ellos, posibles causantes de enfermedades. Por ejemplo, una de las bacterias encontradas es pariente directa de un patógeno mortal que hoy afecta a elefantes africanos. Los mamuts, como primos cercanos de los elefantes actuales, probablemente enfrentaron amenazas infecciosas parecidas.

En una hazaña que marca un nuevo récord arqueogenético, el equipo logró reconstruir fragmentos de Erysipelothrix en un mamut estepario de hace 1,1 millones de años, batiendo la marca del ADN microbiano más antiguo asociado a un animal encontrado hasta la fecha. Esto no solo abre ventanas al pasado: derriba muros enteros, permitiendo vislumbrar la compleja relación entre los mamuts y sus microbios a lo largo de milenios.

¿Qué nos cuenta el microbioma sobre las extinciones?

Tom van der Valk, coautor del estudio, lo resume así: “Estudiar microbios tan antiguos no solo nos da pistas sobre cómo vivían los mamuts, sino también sobre cómo enfermedad y adaptación moldearon a las especies en el Pleistoceno. Es, de alguna forma, seguir un rastro que siempre está cambiando”.

Sin embargo, no resulta sencillo determinar cómo esos patógenos afectaron la salud de los mamuts, ya que el ADN tiende a degradarse y escasean los puntos de comparación directa con especies actuales. Pese a todo, el hallazgo añade una nueva capa de información al puzle de los ecosistemas antiguos: algunos linajes bacterianos acompañaron a los mamuts durante cientos de miles de años, sobreviviendo a través de vastos territorios y el paso de los siglos, hasta incluso el ocaso de la especie en la isla de Wrangel hace solo cuatro mil años.

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No solo huesos: las bacterias también tienen memoria

Al final, los antiguos microbios preservados en huesos de mamut demuestran que la megafauna extinta no solo dejó huella en la historia visible: también en la invisible. Son testigos diminutos del devenir de la vida y de la muerte en las praderas heladas. Abren rutas insospechadas para entender la evolución, las enfermedades y quizás —quién sabe— anticipar riesgos para las especies actuales.

Porque sí, un colmillo de mamut puede contarnos su historia, pero también la del inabarcable universo microbiano que lo acompañó hasta su último aliento.

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