Hallan en Senegal herramientas de cuarzo de hace 9.000 años que arrojan luz sobre nuestros orígenes

Imagina reconstruir, miles de años después, el día a día de unos cazadores que se abrían camino en plena sabana africana, entre fogatas y piedras talladas, justo cuando el clima de la Tierra cambiaba para siempre. ¿Qué historia esconden las minúsculas lascas de cuarzo abandonadas por manos expertas? Un taller de hace 9.000 años recién salido a la luz en Senegal empieza a darnos algunas respuestas sorprendentes.

Un hallazgo diminuto, una puerta al pasado

En el sur de Senegal, en las profundidades del yacimiento de Ravin Blanc X, un equipo internacional de arqueólogos ha destapado mucho más que piedras: han recuperado un instante congelado del Holoceno temprano, la cálida era que siguió a interminables milenios de sequías. Lo curioso es que todo ese pasado cabe en apenas 25 metros cuadrados, una especie de cápsula del tiempo fascinante.

Allí, justo bajo la superficie, apareció un mar de trozos de cuarzo, testigos mudos de la destreza de los antiguos talladores, aquellos nómadas que recorrían el África Occidental entre la caza, la pesca y la recolección de frutos. Si en Europa y Asia conocemos bastantes detalles de estos grupos, hasta ahora la historia de los pioneros africanos seguía en gran parte en la oscuridad.

Hallan en Senegal herramientas de cuarzo de hace 9.000 años que arrojan luz sobre nuestros orígenes

Las pistas que dejan las piedras

No fue cosa de suerte. Charlotte Pruvost, investigadora en pleno doctorado, pasó meses recogiendo y recomponiendo los pequeños núcleos y esquirlas en algo parecido a un inmenso puzle. El resultado: aunque las herramientas terminadas se las llevaron para usarlas o comerciar, los residuos del taller cuentan mucho de la vida en el campamento. “En realidad –explica Pruvost–, lo que descubrimos es el rastro de una industria bien organizada y una elección cuidada del cuarzo más puro, signo claro de una artesanía ya evolucionada”.

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La especialidad de estos antepasados eran los microlitos: herramientas de piedra diminutas, increíblemente uniformes, que probablemente formaban puntas de proyectil, cuchillos o pequeñas armas de caza. La obsesión por la simetría y la repetición en su fabricación no era casualidad: quienes los crearon perseguían funcionalidad y eficiencia, pero también estaban desarrollando sus propias tradiciones culturales. Un lenguaje de piedra pasado de generación en generación.

Diversidad de técnicas, diversidad de culturas

El estudio, publicado en una prestigiosa revista científica, destaca que mientras los habitantes de las sabanas elegían la estandarización y el perfeccionamiento, en las regiones más boscosas sus vecinos seguían caminos distintos, mucho menos estructurados. Allí, la improvisación y el uso del material local marcaban las pautas, reflejando cómo la adaptación al entorno modeló la cultura material de cada grupo.

¿Y qué nos dice esto? Que, incluso en una misma época, la humanidad experimentaba una explosión de diversidades técnicas y sociales. En el corazón de África Occidental, esas diferencias ya anticipaban el surgimiento de identidades culturales, justo antes de la llegada de la cerámica, la agricultura y la ganadería.

Un puzle multidisciplinar para mirar el pasado

Para reconstruir aquel taller y su historia, el equipo no solo se centró en las piedras. Analizaron maderas quemadas de viejas chimeneas, recurriendo a expertos en antracología y carbono-14 para fechar y conocer las especies utilizadas. Investigadores del paisaje, como sedimentólogos y paleoecólogos, estudiaron los suelos, buscando microscópicos fitolitos vegetales para adivinar cómo era el valle de Falémé hace miles de años: ¿reinaba la sabana o ya despuntaba el bosque?

Gracias a una colaboración científica entre Suiza, Senegal, Francia y Alemania, la imagen resultante revela sociedades flexibles, creativas y en plena transformación, justo cuando el clima y sus vidas cambiaban radicalmente.

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Nuevas piezas para entender la humanidad

El taller de cuarzo de Ravin Blanc X no es solo una curiosidad arqueológica. Es un espejo donde mirarnos y recordar que la innovación, la cooperación y la adaptación al entorno están en el núcleo de lo que somos. Una historia tejida a base de piedras diminutas que, miles de años después, sigue brillando bajo el sol africano.

Y si te apasiona la arqueología africana, puedes profundizar más en el estudio revisando el artículo científico completo.

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