¿Por qué fue tan rápida la evolución de las serpientes en la Tierra?

Tras la desaparición de los dinosaurios, las serpientes experimentaron una explosión evolutiva: así ha sido desde que el primer lagarto empezó a deslizarse.

Las serpientes han tenido una evolución muy rápida y explosiva.

A veces basta una sola idea brillante para cambiar el destino de la propia vida, y quizá el de toda una categoría de seres vivos. Evidentemente, el primer lagarto que perdió las patas y empezó a arrastrarse por el suelo no lo hizo a propósito, pero ese «invento» bastó para dar a la evolución de las serpientes una aceleración decisiva, que las ha visto literalmente explotar, en términos de variedad, en un espacio de tiempo muy corto.

Estas son las conclusiones a las que llega un estudio publicado en Science que denomina «singularidad evolutiva» a esta diversificación acelerada de las serpientes.

Un nuevo punto de vista. Las primeras serpientes, en el sentido de reptiles sin patas que se arrastran por el suelo, aparecieron hace unos 100 millones de años, pero hizo falta el asteroide Chicxulub para que emergieran en un mundo que ya no estaba dominado por los dinosaurios. Aunque quizá «emerger» no sea el término adecuado: las primeras serpientes dejaron de correr y empezaron a arrastrarse, y paralelamente evolucionaron una serie de otras adaptaciones que les permitieron aprovechar al máximo esta nueva posición ventajosa. Entre ellas, por ejemplo, sofisticados métodos de detección química, que permiten a las serpientes detectar y rastrear a sus presas.

Todos estos cambios se produjeron muy rápidamente, una explosión que también evidencia la reconstrucción de su árbol evolutivo llevada a cabo por el equipo de la Universidad de Michigan, que ensambló y comparó los genomas (parciales o completos) de más de 1.000 especies distintas de serpientes (hoy hay un total de 4.000 en la Tierra).

Adaptado en todas partes. El rapidísimo cambio en la forma del cuerpo y las estrategias de caza permitió a las serpientes ocupar una gran variedad de nichos ecológicos que quedaron vacantes tras la desaparición de los dinosaurios, y diversificar sus fuentes de alimento más que ningún otro grupo de reptiles: en palabras de uno de los autores del estudio, Daniel Rabosky, «si un animal se puede comer, es muy probable que en algún lugar haya una serpiente que haya aprendido a hacerlo».

Y efectivamente, hoy en día se pueden encontrar serpientes por todas partes; algunas son venenosas, otras cazan aprovechando su fuerza física o su rapidez, viven en el agua, en la tierra, en la montaña, en el campo, en los desiertos… todo gracias a esa idea de perder las patas y arrastrarse, mirando el mundo desde una nueva perspectiva.

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