Los chimpancés espían a sus enemigos desde arriba, como nosotros
Para vigilar a grupos rivales y evitar enfrentamientos directos, los chimpancés explotan zonas elevadas, una estrategia que creíamos sólo humana.
La guerra, por desgracia, ha sido parte integrante de la evolución humana desde el comienzo mismo de nuestra especie: la hemos convertido en una ciencia, ideando tácticas complejas únicas en el mundo animal. O eso creíamos: un estudio publicado en PLoS Biology muestra que los chimpancés son capaces de aprovechar la elevación del terreno para espiar a grupos rivales, determinar a qué distancia se encuentran del lugar de observación y evitar así enfrentamientos directos, que son energéticamente costosos y rara vez benefician a los animales implicados, ya sean agresores o atacantes.
No son los únicos mamíferos que conocen el valor del terreno elevado (las suricatas, por ejemplo, lo utilizan para detectar depredadores), pero por el momento son los únicos, junto con nosotros los humanos, que lo explotan tácticamente.
Más alto que los árboles
El estudio duró cuatro años de observaciones, entre 2013 y 2016, en las que participaron dos grupos de chimpancés que viven en los bosques de Costa de Marfil, cuyos territorios son vecinos y tienen una pequeña zona de solapamiento. Es precisamente ahí donde se producen los conflictos entre los dos grupos, pero son asuntos costosos en términos de energía (y también de integridad física).
Límites bajo control
Siguiendo los movimientos de los miembros de los dos grupos mediante GPS, el equipo del Centro Alemán de Primates (en colaboración con el CNRS francés) reconstruyó sus hábitos, pero también la topografía de su territorio.
En concreto, observaron que los chimpancés utilizaban los terrenos elevados, lo que en esta zona se denomina monadnock – colinas de más de 200 metros que se elevan por encima de las copas de los árboles. Lo que descubrieron es que los chimpancés suben colinas mucho más a menudo cuando se dirigen hacia el límite de su territorio que cuando se desplazan hacia su centro.
Misión supervivencia
No sólo eso: una vez en lo alto de las colinas, los chimpancés comen poco (una actividad ruidosa) y vocalizan aún menos, prefiriendo descansar en silencio. De este modo pueden escuchar las llamadas del grupo rival y calcular a qué distancia se encuentran de su lugar de observación: en todos los casos, una vez abajo de la colina los chimpancés siguieron una ruta que minimizaba la posibilidad de cruzarse con sus vecinos.
Escalada estratégica
Sus escaladas, por tanto, tienen una finalidad táctica: vigilar a sus enemigos, saber a qué distancia se encuentran y organizar incursiones en las «zonas calientes» (aquellas en las que los dos territorios se solapan) sin cruzarlas.
El resultado de esta estrategia -utilizada por los dos grupos estudiados- es que los conflictos entre rivales se reducen, aunque no se eliminan por completo: siempre existe la posibilidad de un encuentro no deseado, que a menudo desemboca en violencia, muertes e incluso el secuestro de cachorros.