El marfil de elefantes muertos hace más de 30 años sigue en el mercado negro
Al estudiar el ADN de los colmillos de marfil en circulación, se descubrió que formaban parte de un alijo confiscado a cazadores furtivos hace 30 años y almacenado por el gobierno de Burundi. ¿Por qué?
El mercado negro de marfil (en la imagen, una confiscación en Malasia) provoca la muerte de decenas de miles de elefantes cada año.
Entre 2007 y 2016, unos 100.000 elefantes africanos fueron asesinados en el continente por sus colmillos de marfil. Entre 2017 y 2019, muchos de estos colmillos fueron confiscados por el gobierno de Burundi durante cuatro megaoperaciones contra cazadores furtivos. Hoy, sin embargo, gracias a un estudio publicado en PNAS, descubrimos que muchos de estos trofeos datan de la década 2007-2016, pero incluso de hace 30 años: por lo tanto, se «escaparon» del almacenamiento gubernamental y volvieron a la circulación, antes de ser incautados por segunda vez.
El misterio de los colmillos antiguos. El protocolo para las requisas de marfil exige que el gobierno local deposite los colmillos confiscados en almacenes seguros. Que, sin embargo, al parecer no son tan seguros. El equipo que realizó el estudio calculó la edad del marfil incautado entre 2017 y 2019 utilizando carbono 14, y descubrió que la mayor parte procedía de elefantes matados en los tres años anteriores (es decir, entre 2014 y 2016). La mayoría, pero no todo: una parte no desdeñable era mucho más antigua, de más de 30 años.
Y no solo eso: las marcas de los colmillos indicaban que procedían de uno de los almacenes de seguridad del Gobierno de Burundi. Se trataba, por tanto, de marfil que había sido decomisado en la década de 1990 y luego «misteriosamente» vuelto a poner en circulación, y decomisado por segunda vez en los últimos cinco años.
¿Qué hacer con el marfil? El problema es que el gobierno de Burundi afirma que los contenedores que contienen el marfil incautado son perfectamente seguros, como demuestra el hecho de que su peso no ha variado a lo largo de los años. ¿Cómo es posible entonces que parte de su contenido haya vuelto al mercado negro? Una hipótesis es que estos viejos colmillos hayan sido sacados de los contenedores y sustituidos por colmillos nuevos para mantener su apariencia. Evidentemente, se trata sólo de una hipótesis sobre la que el gobierno de Burundi no ha querido pronunciarse, pero si resulta ser correcta sería indicativa de un problema muy grave.
Según los autores del estudio, la solución definitiva sería destruir las reservas de marfil incautadas en lugar de almacenarlas en lugares (in)seguros. Otras asociaciones, sin embargo, sostienen que esto también sería una mala idea: aunque los colmillos de marfil no tienen valor comercial (salvo en el mercado negro), pueden utilizarse con fines de investigación o educativos, y destruirlos sería un despilfarro.